A menudo descrita como una variante portuguesa del croque-monsieur francés, la francesinha está en su propia liga: más sustanciosa, más picante y más indulgente.
El nombre francesinha significa «pequeña francesita», un guiño a su inspiración, pero este bocadillo no tiene nada de pequeño. Normalmente, se prepara con capas de jugoso filete, jamón curado, salchicha fresca y linguiça, todo apilado entre rebanadas de pan, cubierto de queso y fundido en el horno a la perfección. Sin embargo, lo que realmente lo distingue es la salsa: una salsa picante, espesa y ligeramente especiada a base de tomate y cerveza que lo convierte en un asunto de cuchillo y tenedor.
Todos los lugareños tienen un lugar favorito para degustarlo, desde los cafés tradicionales hasta las modernas variantes servidas en restaurantes gourmet. Aunque la receta puede variar ligeramente de un lugar a otro, el alma del plato sigue siendo la misma: comida reconfortante con carácter.
Servida con una generosa ración de patatas fritas (a veces con un huevo frito encima), la francesinha no es sólo una comida: es toda una experiencia. Tanto si te gusta la comida como si eres un viajero curioso, ninguna visita a Oporto estará completa sin sentarte a degustar este legendario plato. ¡Trae tu apetito!